La Constitución abrió la política para los movimientos cívicos, los grupos significativos de ciudadanos y aquellos que quisieran y pudieran conseguir apoyo popular. Antes vivíamos en estado de sitio permanente. Hoy no hay presidente que pueda abusar de los estados de excepción"
(El Espectador, 26 de junio de 2011)
En términos de legitimidad, transformó la cultura política del país. Hoy la ciudadanía se siente con poder real, que puede ejercer a través de mecanismos políticos, que hacen posible ganarle elecciones al gobierno, o mediante los sistemas judiciales de defensa de los derechos. Esto dio legitimidad renovada a la democracia y acabó con la justificación de la lucha armada y de la revolución"
(Razón pública, 2011, 22 de mayo)
Todo lo tenían tan trancado, que para convocar a la Constituyente del 91 hubo que violar la Ley; pero ello fue como cuando hay que violar una cerradura para salvar a una doncella encerrada: nadie podría deplorarlo” (El Espectador, 2011, 29 de mayo)
La tutela es el tren de aterrizaje de la Constitución, la que la convirtió en realidad cuando era apenas libro de anaquel. Ha sido escudo contra la arbitrariedad oficial; ha ampliado considerablemente el campo de la aplicación real de los derechos económicos y sociales; ha incidido en lo que podemos denominar ´zonas francas de la arbitrariedad´; esto es, aquellas injusticias que provenían de sectores privados, pero poderosos, frente a los cuales no había jurisdicción alguna”
(El Tiempo, 2011, 26 de mayo).
Constituye una afortunada síntesis de lo mejor de la Constitución: de los valores y principios cardinales que ella izó; de su visión más profunda, pero, a la vez, más descomplicada de la sociedad, el individuo y el Estado”
(El Tiempo, 2011, 19 de junio)
La estructura orgánica y funcional de la banca central concebida en la Constitución de 1991 y que ha sido objeto de desarrollo legal principalmente con la Ley 31 de 1992, se enmarca dentro de la tendencia de la banca central más avanzada en América Latina, junto con Chile (Del libro La autonomía del Banco de la República).
Y llegué a la Constituyente como un náufrago que alcanza la playa braceando y agarrándose de tablones, leños y neumáticos” (En el libro El Congreso en la Constitución de 1991).